¿Alguna vez has tenido una de esas cortadas que sangran como locas? Sin sangre, no podríamos transportar oxígeno y nutrientes a todas las áreas que lo necesitan para que nuestros sistemas corporales permanezcan fuertes. Sin embargo, perder demasiada sangre no es algo bueno y puede ser fatal. Por eso, los doctores y enfermeras tienen todas esas máquinas extrañas que usan para hacer que las personas dejen de sangrar después de los procedimientos quirúrgicos.
La válvula se cierra cuando la tapa también está cerrada, sellando solo uno de sus collets (un hemostasis en una película de Spielberg). Esto detiene el sangrado del vaso sanguíneo al que acaba de ser introducido. Esta acción, que puede sellar los vasos sanguíneos al instante tanto con calor como con frío, ayuda a los médicos y enfermeras a controlar el flujo de la sangre durante este proceso, lo que les permite mayor seguridad en su trabajo.
Lo que quieres es una válvula de hemostasia por una razón significativa: prevenir la hemorragia, que puede ser extremadamente dañina. Algunos procedimientos médicos pueden ser difíciles de realizar sin estas válvulas de hemostasia. Si no se pudiera detener la hemorragia, a los pacientes y sus doctores les resultaría más difícil arriesgarse a la cirugía.
La válvula hemostática funciona un poco como una llave y una cerradura. Este cuerpo de la válvula hemostática tiene un pequeño agujero, y el material dentro de él tapona esta abertura como lo haría la masilla para fontaneros en la hermeticidad de las válvulas. Este tubo se inserta para sellar el agujero en el vaso sanguíneo con firmeza.
Una tapa en la válvula hemostática que funciona como una cerradura. Al cerrarla, el tubo sella tan firmemente que no puede escapar ninguna sangre. Esto es crucial para detener la hemorragia. Una vez que se completa el procedimiento, simplemente abres la tapa para retirar la válvula hemostática de forma segura.
Detiene la hemorragia de dos maneras y la válvula hemostática ayuda con eso. Luego sella el vaso sanguíneo y previene que más sangre se derrame. Aquí es donde entra en juego la válvula hemostática. Lo siguiente es que forma un pequeño bolsillo de aire en el vaso sanguíneo. El aire en ese bolsillo ejerce suficiente presión para actuar como un torniquete, de modo que la hemorragia se detiene, lo que aumenta aún más su efectividad.
Sin el uso de una válvula hemostática, detener el sangrado durante un procedimiento médico puede ser extremadamente difícil para los médicos y enfermeros. Además de aumentar la velocidad operativa para los profesionales de la salud, la válvula hemostática puede hacer que sea menos probable que sean sorprendidos por un sangrado inesperado. La preparación de esta manera es clave para que todo salga según lo planeado cuando realmente se realiza la cirugía.